
Qué calzado de montaña elijo?
Cuando salimos a caminar a la montaña a menudo planificamos la ruta, miramos el tiempo, la comida y el material que llevaremos en la mochila, pero no prestamos atención al calzado y eso puede marcar la diferencia entre la excursión perfecta o un infierno. El calzado adecuado puede convertir una travesía exigente en una experiencia cómoda y segura, en cambio, un calzado mal escogido puede provocarnos molestias como ampollas, uñas negras e incluso lesiones.
Elegir bien las botas es invertir en seguridad y confort. Te explicamos algunas características y consejos para elegir tus compañeras de fatiga.
Primero, la talla correcta
Para poder probar bien qué tipo de calzado queremos, debemos saber cuál es nuestra talla correcta. Normalmente podemos sacar la plantilla del calzado y, ponernos de pie sobre ella para que el pie se expanda con nuestro peso, ajustando bien el talón, nos debería sobrar entre 1 o 1,5 cm en la punta del dedo más largo. Esto nos garantizará no acabar con las uñas negras por presión en la puntera en las bajadas.
Otra forma de saber nuestra talla es con una hoja en blanco, ponerla plana en el suelo tocando la pared y pisar sobre ella con el talón pegado a la pared, de pie, y hacer una raya en el dedo más largo: ¡ya tendremos nuestra talla en CM! Solo nos hará falta saber la equivalencia de cada marca que podemos encontrar en internet o preguntar en nuestra tienda de confianza.
Os revelamos un secreto, todos, absolutamente todos los humanos somos asimétricos, por lo tanto, tendremos un pie más largo que el otro. Averiguamos cuál es nuestro pie largo, y siempre elegimos en función de este.
Tipos de calzado
- Calzado bajo: cada vez vemos más este tipo de calzado, el ‘calzado de trail’ derivado del mundo de correr por la montaña. Generalmente, es un calzado sin caña, transpirable, parecido a un calzado de atletismo pero con una suela con más relieve y adherente. Por eso la industria ha apostado por un calzado bajo sin caña especializado para caminar y no para correr, con las prestaciones de una bota, por lo tanto, con más refuerzos laterales, y con protección para la humedad con membranas impermeables. Este calzado es recomendable si estás en buena forma física, ya que exigirá más fuerza en la parte baja de la pierna y el equilibrio bien trabajado.
- Bota Flexible: el calzado de caña baja o media caña. Podemos encontrar con uno, dos y hasta tres puntos de sujeción del cordón en la caña. Nos da más protección a los impactos por tener más superficie del pie y el tobillo cubiertos. También nos fijaremos en la construcción del material exterior (upper): los hay muy finos y ligeros a otros más robustos, resistentes y protegidos. La elegiremos más robusta o más fina en función del terreno. Para nosotros es la opción más adecuada para salidas de un día, sobre todo si nos movemos por terreno irregular ya que nos aporta más sujeción y da menos opciones a una torcedura de tobillo. Prácticamente siempre vienen construidas con una membrana impermeable que nos da protección contra la humedad.
- Bota semirrígida: Estas botas se pueden parecer mucho a las flexibles estéticamente, pero se diferencian en que su construcción es más robusta debido al terreno que se presupone donde se utilizarán. Se construye con más estructura en la media suela, para poder apoyar mejor nuestro peso en caso de escalada. También vienen con membrana impermeable prácticamente siempre. Encontraremos algunos modelos con protección para el frío.
¿Cuál de estos tipos de calzado elijo?
Para rutas de senderismo, que entendemos por salidas de medio día o un día con mochila mediana, nos puede encajar calzado bajo o bota flexible.
Para rutas de trekking, que entendemos por rutas de toda la jornada con mochila grande y con más peso, de una o varias noches, nos puede ir bien una bota flexible con caña de dos o tres puntos, y la bota semirrígida.
Para salidas con nieve o raquetas de nieve es mejor que sea bota semirrígida, pero para excursiones en terreno fácil, una bota flexible nos puede servir.